Somos como atletas que terminaron una parte de la carrera y ahora continuamos entrenando en el agua para tener la fuerza para continuar el resto de la carrera, lo que significa que estamos entrenando en el espacio infinito donde no hay tiempo ni espacio para iluminar nuestro ser, todo está sucediendo simultáneamente, no hay pausa en el flujo, por lo que la carrera nunca se detuvo. Nuestra luz continuará brillando más fuerte a medida que juntos trabajemos para estar en un estado constante de meditación.
Desde el nivel básico nuestra práctica de meditación es con los ojos abiertos, porque vivimos nuestras vidas con los ojos abiertos. Meditar con los ojos cerrados puede parecer relajante y uno se inclina a querer cerrar los ojos, pero en la escuela HUE la meditación que hacemos no es para nuestra comodidad personal, meditamos con un propósito mayor en el corazón que es ayudar a todos. Aprendemos a aplicar el verdadero amor y compasión por la totalidad.
La práctica es uno de los tres pilares importantes de la escuela HUE, ya sea que practiquemos meditando con los ojos abiertos solos o en grupo, esto es algo que debemos hacer tan a menudo como sea posible para trabajar hacia el logro de estar continuamente en un estado de meditación. Perder la sensación es un buen indicador de que lo estamos haciendo bien. Practicando estamos aprendiendo a silenciar nuestra mente y a centrar toda nuestra atención en lo alto de nuestra cabeza para sentir la presencia de lo divino. Tenemos que seguir entrenando la concentración y acordarnos de poner una intención cada vez que perdamos la concentración. Practicar requiere esfuerzo personal, determinación y perseverancia. Cuando nos movemos en nuestra vida cotidiana, tenemos que entrenarnos para tener el motor encendido. Saber para quién lo hacemos es esencial. No podemos mentir a lo divino, pues lo divino sabe si estamos trabajando con un corazón sincero.
Estar en un estado constante de calma es un requisito para ayudar en el momento, en accidentes, catástrofes o situaciones. Esto requiere cultivar la frecuencia. Practicar con diligencia, como un músculo que poco a poco tenemos que construir para que podamos aplicar con mayor eficacia en el momento. Estudiamos juntos para ampliar nuestra comprensión y, a medida que adquirimos una comprensión más profunda, podemos practicar y aplicar con mayor eficacia. Uno no puede estar sin los otros. Estamos continuamente afinando. No hay que desanimarse.
Tenemos que seguir trabajando para purificar nuestro corazón y conquistar nuestra mente.