Ya hemos oído a muchas personas decirlo: «las personas están hechas de dos partes: el cuerpo y el alma». Sin embargo, en el mundo materialista, las personas se preocupan principalmente por el cuerpo mientras prestan poca o ninguna atención al alma. Alimentamos el cuerpo todos los días para poder mantenernos vivos, algunas personas llegan a comer sólo alimentos no transgénicos, sin gluten y con la menor cantidad de carbohidratos posible para mantenerse saludables. Pero responde a esta pregunta con sinceridad: ¿cuándo fue la última vez que alimentaste a tu alma?
El alma también tiene hambre, también necesita ser alimentada. Vino a la tierra para cumplir su propósito y es muy paciente contigo presentándote valiosas enseñanzas que te ayuden a cumplir su misión. Sin embargo, si el cuerpo se distrae demasiado con factores como: la familia, la cultura, la sociedad y la religión, simplemente podrá encontrar un otro cuerpo que sí es capaz de ayudarla con su misión. Mucha gente tiene tendencia a olvidar que el alma no necesita al cuerpo para sobrevivir, sino que es el cuerpo el que necesita al alma.